¿Qué es mejor, una terma a gas o una eléctrica?
28/05/2025

En muchas viviendas de nuestro país, contar con agua caliente se ha vuelto parte de la rutina diaria. Ya sea para la ducha matutina, para lavar los platos o simplemente por confort, tener un sistema eficiente de calentamiento de agua es indispensable. La elección entre una terma a gas sole o una eléctrica no se limita al precio inicial del equipo. Involucra evaluar el consumo energético, la seguridad, el tipo de vivienda y los hábitos de quienes la habitan.
La terma eléctrica sole, por su parte, se ha consolidado como una alternativa muy valorada en zonas donde el suministro de gas no es confiable o no existe. Muchos usuarios optan por ella por su facilidad de instalación y su bajo mantenimiento. Al estar conectada a la red eléctrica, se adapta a prácticamente cualquier vivienda sin necesidad de modificar la infraestructura.
Qué diferencias existen en su funcionamiento
Las termas a gas funcionan mediante la combustión de gas licuado de petróleo (GLP) o gas natural. Estas se activan al momento en que el usuario abre la llave de agua caliente, produciendo calor de forma instantánea. No requieren acumular agua previamente, lo que garantiza un suministro continuo mientras haya gas disponible.
Las eléctricas, en cambio, calientan el agua almacenada en un tanque mediante una resistencia. Algunos modelos permiten programar el encendido para ahorrar energía, pero siempre dependerán del volumen del tanque, lo que significa que una vez agotado, es necesario esperar para volver a contar con agua caliente.
Comparación técnica entre ambos tipos de termas
Una buena forma de visualizar las diferencias clave es a través de una tabla comparativa que abarque los aspectos más relevantes al momento de decidir.
Característica | Terma a gas | Terma eléctrica |
---|---|---|
Método de calentamiento | Instantáneo por combustión | Resistencia eléctrica en tanque |
Disponibilidad de agua caliente | Continua | Limitada al volumen del tanque |
Tiempo de espera para ducharse | Inmediato | Puede tardar según la programación |
Costos mensuales de uso | Generalmente más bajos | Más altos, depende del consumo |
Costo del equipo | Más caro en promedio | Más económico |
Mantenimiento | Requiere revisión periódica | Mantenimiento mínimo |
Instalación | Más compleja, requiere ventilación | Más sencilla y rápida |
Seguridad | Riesgo por fugas si no se instala bien | Menor riesgo, requiere buena instalación eléctrica |
Qué considerar según el tipo de hogar
El entorno influye de forma directa en cuál opción es más conveniente. En zonas donde el gas natural está disponible, como algunos distritos de Lima y Callao, muchas familias optan por termas a gas debido a su bajo costo operativo y suministro continuo. En regiones sin acceso a gas natural o donde el precio del GLP es elevado, la opción eléctrica puede resultar más práctica, especialmente en viviendas pequeñas.
Un factor clave es la cantidad de personas que usan agua caliente en el hogar. En una familia de cinco integrantes, una terma a gas puede atender sin problema las necesidades de duchas consecutivas. En cambio, una eléctrica requeriría un tanque de gran capacidad o una planificación más estricta para evitar quedarse sin agua caliente.
Consumo energético y ahorro en el tiempo
Uno de los mitos más comunes es que las termas eléctricas siempre consumen más energía. Si bien su consumo en kilovatios hora es más alto, eso no significa necesariamente un gasto excesivo si se gestiona bien su uso. Por ejemplo, usar temporizadores o aprovechar tarifas nocturnas puede reducir significativamente el impacto en el recibo eléctrico.
En el caso de las termas a gas, el ahorro a largo plazo suele ser evidente, sobre todo en viviendas con alto consumo de agua caliente. A pesar de que el equipo inicial puede costar más, el bajo precio del gas natural compensa rápidamente esa diferencia en el transcurso de unos meses.
Seguridad e instalación adecuada
En cuanto a seguridad, ambos sistemas requieren una instalación profesional. Las termas a gas, al usar combustión, necesitan un sistema de ventilación adecuado para evitar la acumulación de gases peligrosos como el monóxido de carbono. Además, deben instalarse con válvulas de seguridad y revisarse periódicamente.
Las eléctricas también requieren atención: deben conectarse a una red con toma a tierra y contar con protectores térmicos. Aunque su riesgo operativo es menor, las fallas eléctricas mal gestionadas pueden causar daños serios en el equipo o incluso incendios.
En cualquiera de los casos, lo más importante es no improvisar y siempre contratar a un técnico certificado para la instalación.
Cómo elegir la capacidad adecuada
Una elección errónea en la capacidad del equipo puede hacer que cualquiera de las dos opciones se vuelva ineficiente. Como referencia práctica:
- Para una persona sola o una pareja, una terma eléctrica de 30 a 50 litros puede ser suficiente.
- Para una familia de tres a cuatro personas, una terma a gas con capacidad de 10 a 12 litros por minuto garantiza un flujo adecuado.
- En viviendas donde el uso de agua caliente es más intensivo (por lavaderos, cocina, etc.), es preferible una terma a gas con mayor caudal o una eléctrica de mayor volumen.
Ambos tipos de terma pueden ofrecer un buen servicio si se eligen e instalan correctamente. No se trata de cuál es mejor en términos generales, sino cuál es más funcional para el tipo de vivienda, estilo de vida y condiciones de infraestructura de cada hogar.
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