Política Científica Nacional al 2030: Minedu alinea educación con investigación e innovación
25/07/2025

Una de las tareas más delicadas del Estado es construir políticas públicas que no solo respondan a los problemas urgentes, sino que también imaginen el país del mañana. La Política Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación al 2030, publicada en 2024 y liderada por el Ministerio de Educación (Minedu), es precisamente un intento de eso: alinear la educación superior con una visión estratégica que priorice la investigación y la innovación como ejes del desarrollo nacional. No se trata de una reforma menor, sino de un cambio de paradigma.
¿Por qué el Perú necesitaba una política científica nacional?
Durante décadas, la ciencia y la tecnología en Perú se desarrollaron de forma fragmentada, con esfuerzos individuales desde universidades, institutos públicos y algunas empresas privadas, pero sin una dirección común ni financiamiento sostenido. El resultado fue una producción científica escasa en comparación con países vecinos y una limitada capacidad de generar tecnología propia.
En cifras, Perú invierte apenas el 0.12% del PBI en I+D (Investigación y Desarrollo), muy por debajo del promedio de América Latina (alrededor del 0.6%) y lejísimos de potencias como Corea del Sur o Alemania, que superan el 3%. Fuente: Banco Mundial
La nueva política parte del reconocimiento de esta brecha. Pero, más importante aún, busca superarla desde la raíz: el sistema educativo.
Minedu: de rector de la educación a articulador del ecosistema científico
Hasta hace poco, hablar de ciencia era tarea del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec). Pero con la publicación de la Política Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación al 2030 (PNCTI), el Minedu asume un rol rector en la implementación de esta agenda estratégica. Ya no solo define políticas educativas, sino que se convierte en un actor clave del desarrollo científico del país.
Uno de los cambios más notables está en la educación superior universitaria y técnica. La nueva política propone alinear los programas de formación con las demandas de la investigación aplicada, impulsar la creación de centros de innovación en universidades públicas y fortalecer los vínculos entre academia, empresa y Estado.
Esto representa una oportunidad inédita para el país: si la educación forma investigadores, emprendedores tecnológicos y profesionales con mentalidad científica, entonces el Perú puede dejar de ser solo un consumidor de tecnología y pasar a producirla.
Ejes estratégicos de la política
La Política Nacional al 2030 no es un documento declarativo. Está organizada en cinco objetivos prioritarios que buscan resolver los principales cuellos de botella del ecosistema de ciencia y tecnología en el país. Estos son:
Objetivo estratégico | Descripción |
---|---|
Formación científica de calidad | Fortalecer las capacidades de estudiantes y docentes desde la etapa escolar hasta el nivel superior. |
Infraestructura y equipamiento | Ampliar y modernizar los laboratorios, centros de investigación y plataformas tecnológicas en todo el país. |
Financiamiento competitivo | Crear fondos públicos y mecanismos de cofinanciamiento con empresas para proyectos de I+D+i. |
Vinculación ciencia-sociedad | Promover la apropiación social del conocimiento, desde la educación básica hasta la participación ciudadana. |
Gobernanza y articulación institucional | Establecer mecanismos de coordinación entre los sectores del Estado, la academia y el sector productivo. |
Cada uno de estos puntos no solo implica inversión, sino también un cambio cultural. Formar científicos no es lo mismo que formar técnicos. Y pensar en innovación requiere libertad, riesgo y creatividad.
¿Cómo impactará esto en las universidades e institutos?
A partir de este marco, el Minedu ya ha empezado a desarrollar lineamientos específicos que afectarán directamente a las instituciones educativas. En particular:
- Las universidades públicas deberán adecuar sus planes de estudio para incluir componentes de investigación desde los primeros ciclos.
- Se incentivará la creación de grupos de investigación interdisciplinarios, priorizando áreas como biotecnología, energías renovables, inteligencia artificial y salud pública.
- Se establecerán nuevos fondos concursables para financiar tesis de pregrado y posgrado con enfoque científico o tecnológico.
- Se impulsará la acreditación de programas de investigación, algo hasta ahora limitado en muchas casas de estudio.
- Los Institutos de Educación Superior Tecnológica (IEST) podrán ser parte de proyectos de innovación productiva, algo que antes estaba reservado a universidades.
Todo esto parte del principio de que la investigación no es un privilegio de unos pocos doctores, sino una competencia transversal que debe permear todo el sistema educativo.
Educación básica: sembrar vocaciones desde temprano
Aunque el foco de la política está en la educación superior, también se han trazado acciones para los niveles inicial, primaria y secundaria. Uno de los mayores retos es que la ciencia deje de verse como una materia abstracta y se convierta en algo cercano, útil, inspirador.
Por ejemplo, el Minedu ha lanzado iniciativas piloto como Escuelas que hacen ciencia, donde docentes y estudiantes desarrollan proyectos de investigación en sus propias comunidades. Desde estudiar la calidad del agua en sus barrios hasta experimentar con cultivos hidropónicos, la idea es que el aula se transforme en un pequeño laboratorio.
Además, se está trabajando con la Dirección General de Educación Básica Regular para incluir competencias científicas en la malla curricular nacional, con una mirada más investigativa, crítica y colaborativa.
¿Qué instituciones están liderando el proceso?
El Minedu no está solo en esta tarea. La implementación de la PNCTI 2030 cuenta con el apoyo técnico de varias instituciones clave:
- Concytec, que sigue siendo el ente rector del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, y se encargará de la articulación técnica.
- Sunedu, que evaluará el cumplimiento de criterios de investigación en los procesos de licenciamiento y acreditación.
- Pronabec, que financiará becas para estudios de posgrado en ciencia y tecnología en universidades nacionales e internacionales.
- Fondecyt, que mantendrá las convocatorias para proyectos de investigación con mayor presupuesto y cobertura.
En conjunto, estas entidades conforman una red que busca coordinar esfuerzos en lugar de duplicarlos. Esa es una de las críticas más comunes al sistema actual: la dispersión de iniciativas.
Retos por resolver
Ninguna política pública es perfecta desde el primer día, y esta tampoco lo es. Entre los retos más urgentes que se han identificado están:
- La brecha regional: Lima concentra más del 70% de los fondos y centros de investigación. Hay que descentralizar sin diluir calidad.
- La falta de docentes investigadores: Solo el 20% de los profesores universitarios tienen producción científica indexada.
- La escasa articulación con el sector privado: Muchas empresas siguen viendo la innovación como un gasto, no como una inversión.
En este contexto, la implementación será tan importante como el diseño. No bastan los documentos ni los discursos; se necesita compromiso político, financiamiento sostenido y una cultura institucional que valore la ciencia como motor de transformación.
Un punto de quiebre para la educación peruana
La Política Científica Nacional al 2030 representa una apuesta de largo aliento. En lugar de repetir fórmulas, busca construir un modelo propio, adaptado a las particularidades del país, pero con los ojos puestos en estándares internacionales.
Si funciona, Perú podrá formar generaciones de jóvenes que no solo memoricen teorías, sino que aprendan a hacer preguntas, experimentar, equivocarse y volver a intentar. Y en ese proceso, no solo producir conocimiento, sino también construir ciudadanía.
Lo que está en juego no es solo el futuro de la educación o la ciencia. Es el lugar que el Perú quiere ocupar en el mundo. ¿Seremos un país que consume ideas o uno que las crea?
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